Visión de Jesús:
Tras la batalla de la defensa de la ciudad que dará nombre en un futuro de
la marca de coches skoda, fuimos laureleados y recompensados, con el juramento
y toma de cargo por parte del mini-istar Osarion como nuevo señor de la
fortaleza de la luna, con gran odra adornada todo ello por Galdir, AKA Joselito
el de la voz de oro. Partimos por mar por mar por sugerencia de un servidor y
escoltados hasta Perlargir por dos buques más, cortesía del gobernante del
lugar, para salvaguardar a la princesa e incluso misivas para futuras forjas de
alianzas.

Tras la travesía segura por mar y desembarcar en Perlargir, nuestra llegada no
llamó la atención, pues empeño pusimos en ello, hasta llegar a palacio, donde
la princesa, tras guiarnos hasta el salón del trono, destapó al traidor a la
corona de su padre, que no era otro que su mano derecha. La valentía y rápida
actuación de la compañía, con la recalcable actuación de Calenor y Galdir,
dieron el valioso tiempo necesario para salvar la vida de Telumetar, quien
doblegó al traidor con la consecuente rendición de él y sus secuaces.
Grandes elogios y recompensas fueron entregadas, más la promesa que Telumetar
hizo a esta compañía se vio cumplida, además de con la suma del maese enano a
nuestras filas, para mayor gloria de esta. Nuevamente los oídos de los
presentes fueron agasajados con la voz de AKA Joselito, para deleite del
personal. Nuevamente partimos por mar por sugerencia de un servidor, tranquila
fue la travesía, granjeada por sendos barcos de guerra de gondor que nos
escoltaron hasta los puertos grises, donde sin llamar la atención desembarcamos
y tras hacernos con corceles, cabalgamos hasta Rivendel.
Hacernos con corceles, cabalgamos hasta Rivendel.
La cabalgata transcurrió sin problemas y audiencia con Elron mantuvimos, tras
entregar la palantir y ponernos al día, se nos informó que el Concilio se
reuniría en 18 días y allí, habríamos de decidir donde ir con nuestro siguiente
paso, tras la palantir del norte de Amon Sul o tras el demonio, que se ocultaba
tras las puertas de Moría. Los presentes allí fueron testigos de una Oda que
será recordada mucho después de que los tiempos cambien, Galdir, en una canción
que solo puede ser eclipsada por él mismo, narró todos los acontecimientos
desde la partida de Rivendel hasta nuestro regreso, acompañado por los coros de
un servidor, el clérigo de Tulkas a los timbales y Cálenor a la
"flauta"
Visión de Sergio:
Aún estaba presente en la memoria de los ciudadanos la gran batalla librada
contra las huestes del pirata sonriente, tal y como podía comprobarse por las
costantes pruebas de afecto y admiración que la gente de aquella apartada
región de Harondor demostraban hacia mí, el príncipe Calenor de la casa de
Feanor, y mis valerosos "hermanos" de la ilustre compañía del Lucero
Del Alba.
Después de asearnos y ataviarnos con ropas propias para la ocasión, asistimos a
un gran banquete en nuestro honor, invitados por el alcalde de Sok-Oda, junto a
su familia y al resto de notables de la ciudad. En ella recibimos múltiples
alabanzas por nuestras hazañas. Mi hermano Galdir "El De
La Voz De Oro" nos
deleito con su música y su magnífico relato en la lengua autoctona, recibiendo
una gran ovación al finalizar la canción. Poco más tarde, el alcalde hizo
llamar a uno de sus capitanes. A pesar de las graves heridas, aquel humano se
mostraba digno y orgulloso. Tras pedir permiso a su señor, se dirigió
directamente a mi "hermano elfo" Kelleber" y le honró al hacerle
entrega de una reliquia familiar como agradecimiento por haberle salvado la
vida en el transcurso de la batalla. Kelleber correspondió a su gesto al pedir
que compartiera nuestra mesa. El alcalde Haral aceptó de buen grado. El humano
se emocionó. Sin duda, comer junto a su señor y cerca de un príncipe, descendiente
del mismisimo Feanor, era algo que nunca hubiera creido posible.
Al terminar la cena, el alcalde anunció el futuro enlace matrimonial entre su
hija de tres años y el gran mago Otshearion, hecho que le convertía en vasayo
directo como regente de la fortaleza fronteriza tomada a los piratas y que se
consumaría cuando la niña cumpliera trece años. Una generosa dote de cinco mil
monedas de oro acompañó a la propuesta, la cual fue aceptada de buen grado por
mi amigo "El Matador de Krakens". El anuncio se haría oficial dos
días más tarde en público.
El mago tuvo a buen pedir ayuda a los miembros de la compañía. No dudé en
aceptar su propuesta y me ofrecí a brindarle mi ayuda, como agradecimiento por
salvarme la vida, siempre que fuera posible. Al fin y al cabo, muchos de los
miembros de la compañía servimos a Elrond de Imladris.
Pasados los dos días, nos despedimos del alcalde y emprendimos el viaje de
regreso a Pelargir junto a la princesa Dorian, escoltados por dos naves de
harondor. El trayecto se realizo sin complicaciones...
La escolta de Harondor se retiró sin llegar a hacer entrada en el puerto.
Para llamar la atención lo menos posible, decidimos ocultar nuestra identidad y
la de la princesa hasta llegar a palacio.
Al llegar a la entrada de
La
Torre del Mar, cuatro guardias nos dieron el alto. En ese
momento decidí desvelar mi identidad y les informé de que el príncipe
Telumethar estaba aguardando nuestro regreso. Fue entonces cuando la princesa
Dorian nos sorprendió con sus grandes dotes de mando al ordenar a los
centinelas que se apartaran y permanecieran en sus puestos hasta nueva orden,
vigilandose los unos a los otros. Repitió la misma dinámica con todos los
guardias que fuimos encontrando en el camino hasta que finalmente llegamos a la
sala del trono. Al fondo de la misma se encontraba el príncipe Telumethar que
no pudo esconder su alegría al ver aparecer a su hija. Tras él, a su espalda,
estaba situado el almirante Belechael. A lo largo de la sala había dispuestos
cinco guardias en hilera a cada lado de la estancia. Dorian alzó su mano
derecha, señalando de forma incriminatoria hacia el trono. Galdir, Grimar y yo
nos percatamos del nerviosismo de Belechael. Todo parecía indicar que la
acusación iba dirigida hacia su persona, como después confirmaron las palabras
de la princesa. Belechael "El Traidor" dió la orden de atacar a sus
hombres pero Galdir, Grimar y yo ya nos habíamos adelantado a su estratagema al
cargar contra su posición para poner a salvo al regente de Pelargir, no sin
antes dar la voz de alerta: "defender a la princesa".
Grimar y Galdir se encararon con dos de los miembros traidores de la guardia
cada uno mientras yo me interponía entre el principe y Belechael, encarandome
directamente con el vil almirante.
Mientras tanto, Mahal, Kelleber y Otsearion hicieron frente al resto de los
diez guardias, protegiendo a Dorian.
Mis hermanos lucharon con bravura, haciendo mella en las líneas enemigas al
mismo tiempo que yo me enfrentaba a un rival sin parangón como Belechael.
Atraje su atención y por poco no perdí la cabeza al desplazarme lo suficiente
como para que su enorme mandoble solo me causara una herida superficial. Por
contra de lo que hubiera cabido esperar, la refriega duro poco. Fue el propio
príncipe Telumethar el que puso fin al combate al propinar un certero golpe que
hirió de gravedad al almirante en el brazo derecho. Belechael dejo caer su
mandoble sobre el suelo y se rindió, ordenando al resto de traidores que
hicieran lo mismo. Coloqué mis armas a la altura del cuello del almirante a la
espera de escuchar el veredicto del principe de Pelargir...
Telumethar ordenó apresar a los conspiradores para enjuiciarlos a su debido
tiempo.
He de decir que el príncipe de Pelargir no solo nos recompensó sobradamente por
nuestros servicios con valiosos presentes sino que hizo honor a su
palabra al hacernos entrega del palantir, acompañado de una carta destinada al
señor Elrond. A su vez le entregué la misiva del alcalde de Sok Oda. A
consecuencia de la misma, Otshearion fue nombrado Baronet de gondor y, tras
convertirse el alcalde en vasayo de Gondor, vasayo del príncipe. También nos
pidió que aceptaramos al naugrim entre nosotros. Fue un deseo fácil de conceder
puesto que Mahal ya se lo había ganado de sobra durante nuestra última misión.
Antes de nuestra partida asistí a un interesante flirteo entre Dorian y Galdir.
A pesar de los sentimientos que nacian de sus corazones, ambos decidieron
respetar el protocolo y la cosa no fue a más. Espero que mi hermano elfo
encuentre a alguien de su raza que este a la altura de un héroe como él.
Nos despedimos de nuestro anfitrión con la promesa de hacerle llegar a Elrond
las condiciones del acuerdo y partimos en barco hacia los Puertos Grises, por
acertada recomendación de mi hermano elfo Kelleber. Una vez más el viaje fue
tranquilo.
Allí decidimos no llamar demasiado la atención y partimos a caballo (alguno en
pony) hacia Imladris.
Poco antes de llegar nos encontramos con una patrulla elfa que nos escoltó de
regreso a nuestro hogar.
Allí nos reunimos con nuestro señor Elrond y le hicimos entrega del palantir y
de la carta del príncipe de Pelargir.
Un par de horas mas tarde, que aprovechamos para saludar a nuestros parientes y
visitar al herrero, Elrond nos informó de que en 18 días se iba a celebrar un
concilio en el que se decidirían los siguientes pasos. Descubrimos que el
demonio había sido hostigado por el grupo de Glorfindel hasta refugiarse en
Moria. Los miembros de la compañía tendremos voz en el concilio y no estamos
obligados a hacer nada que no deseemos pero, si decidimos tomar parte se nos
ofrecerán dos posibles misiones: viajar al norte a recuperar otro palantir que
se sabe perdido en un lugar de las aguas costeras o viajar a Moria a acabar con
el demonio.
Mis ansias de gloria me piden la segunda opción pero aceptaré la decisión que
tome mi compañía. Pronto saldré de dudas….
Guardian Oscuro
sábado, 7 de marzo de 2015